jueves, 23 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 23 de Noviembre de 2009.







Me detengo un momento. Ya no es día para seguir escribiendo cartas viejas. 
Entre el inglés y otros, los proyectos llegan, suman propuestas, trabajo, tú, ustedes y el nosotros que está prometido, que está ahí.
Parecían lejanas tus caricias, las miradas tardías, parecían. Pronto estarán cerca. Estaré cerca de tí y podré tocarte. Hoy las manos van muy sueltas, mis deseos, las ilusiones, los castillos toman forma. No importa si se derrumban al final, los riesgos siempre existen, tengo fe en tí, esperar, buscar. Quedarse sentado a bordo de camino, ya no es una opción. Se hincha el pecho y mis letras toman caminos, se llenan de gracia, se han visto en tus ojos las palabras, estamos separados, nos sentimos. 
Cualquier carta, cualquier verso, mi trabajo y estos descansos, vuelven a ti. Las vueltas del mundo nos mueven, pero no importan, quizá en una de esas vueltas vienes a mí. Aquí estoy, con la espera, tú preguntas, cuándo llegas. 
Sigo de pie, pensaban lo contrario. Seguiré de pie, "mírenme, a la vida vuelvo ya...". 
Este despertar me llevó a donde nunca pensé estar. En la soledad de un pueblo, en el bullicio de la ciudad, siempre encuentro un momento para mirarte, pensar qué haces, imaginarme contigo. 
Las cosas pendientes pueden seguir así. El "nosotros" que se avecina es el despertar... a tu lado, todos los días, festejar el amanecer y bailar a la noche. Servirte el café, que me ayudes con los pequeños, bañarnos juntos, jugar al amor, enojarnos de vez en cuando. 
Te extraño es lo mismo que me haces falta, te necesito tanto como te amo, te espero, como tú a mí. 
No te puedo fallar, no quiero. 

miércoles, 22 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 15 de Junio de 2003.


C.

Esta oscuridad junto al ángel roto. Aquí no protegen más tus alas, nos verán caer a todos. 
No hay descriptiva para una noche tan sangrienta, luego de que has tocado tu rostro y lo has maquillado de rojo, tu voz clama por las muertes, por la fractura del alma. 
No hay cura para las almas solitarias, no hay música que les dé calma. 
Esta noche, esta oscuridad sin astros es eterna, no logras hallarte en la puesta del sol que no ha podido calentar tu sangre tibia, comienza a coagular... 
Se detiene el tiempo, te da la espalda, el viento ya no susurra de frente, la luna ya no es clara. 
La noche se ha estacionado para dar muerte a todos tus santos, carcome tus alas, deja a tus ángeles a voluntad de la tempestad. 
Muere el sol, el tiempo le sigue. 
Tú, al viento esta noche, las alas rotas, el alma fracturada, una palpitación inmóvil, los puños desangrados, este vientre vacío y la mirada perdida. 
Esta oscuridad, cuando no abandona, cuando todo, comienza a morir. 



Morelia, Mich. México, 6 de Diciembre de 2005.

"Los espejos son para mirarse la cara,
el arte, para mirar el alma."
(George Bernard Shaw) 

"Un día escribiré nuestra historia". Eso escribía el 5 de mayo pasado. Lo escribo hoy para tí, porque quizá en el fondo, esta sea mi forma de escribir nuestras historias. 
Es bueno saber que tú tengas una parte de esas historias que comencé a escribir desde hace siete años, aproximadamente. Es bueno porque sé, que si alguien te pregunta por mí, dirás que tengo muchos defectos y que me quieres mucho. Yo diría lo mismo de ti. 
Gracias por conocer mi alma, gracias por compartir tu alma conmigo.
Nuestra historia es de esas que no tienen un fin definido. 
Sé contar contigo, ¿y tú?.
Te quiero mucho.

Morelia, Mich. México, 21 de Julio de 2003.


Recuerdo aquel pequeño pueblo donde los murmullos corrían más velozmente que el tiempo, mi destino en ese momento no era una casualidad, el día, la noche, los amigos, todo había sido una conspiración para que nuestros pies dejaran huella.
Bajo la lluvia, la humedad en nuestros cuerpos, no sólo era exterior, la gente corría, tu y yo danzábamos, al llegar a nuestra posada, el silencio hacía eco, la ropa empapada comenzó a caer y tus manos dejaban huella en mi cuerpo, tus ojos hacían huella en el alma. 
El atemporal momento se iluminaba con la fogata, y la desnudez inundó nuestras almas. 
Mi destino aquella noche, era tenerte dentro, sentirte hasta el fondo de mis entrañas, aunque el dolor traspasara el vientre vacío.

Morelia, Mich. México, 9 de Junio de 2003.

 Aún espero tu mirada, 
tu caricia, tu sonrisa, 
tu abrazo, tus palabras...

Hoy no sé qué escribirte, porque hoy quería escuchar tu voz, hoy quería decirte ese par de palabras que suelo decirte, recordarte que estoy para tí. 
De una extraña manera, te aferraste a este corazón y estas cuestiones son algo que no se puede evitar; recuerdo el momento en que te empecé a querer, aquella primera vez que llamaste, era un jueves, yo ayudaba a mamá con la comida, el teléfono sonó y desde entonces no te olvido, no esperaba encontrarte y ahí estabas, para mí. Gracias. 

Morelia, Mich. México, 27 de Mayo de 2003.

La noche otra vez, fue fría, me abracé a la almohada, como si me abrazara a tu pecho cálido, me falta tu protección, tus caricias, tu mirada. 
Son deliciosos estos días, no me agrada estar sola, pero no quiero estar con cualquier persona. 
La clase está algo aburrida, tengo sueño y aún es temprano, después de esta clase, a las ocho, tengo tiempo libre, el maestro se sentó a mi lado, así que ahora no me podré dormir en clase. 
Cuando esta clase termine, me iré al café a ver si despierto un poco, leyendo un libro, no sé, tal vez alguien me acompañe con alguna charla interesante, o quizá sólo me siente a pensar en tus ojos, tratar de imaginarte aquí. 
Terminó la noche, también la clase y ahora sólo camino sin rumbo fijo. 
He llegado a una plaza, la plaza Valladolid, estoy parada en el centro de ésta, donde hay una fuente, es de las más grandes de la ciudad, eso creo, aquí en esta plaza se llevan a cabo muchos de los conciertos gratuitos, aquí estuvo Oscar Chávez y durante ese concierto pude ver el eclipse de luna. Lo chido de esta ciudad es que la gente casi no corre, aún. 
A seis cuadras de aquí, está mi escuela. Se me antoja una dona con chocolate, pero una de dos, o tomo mi café o como dona, difícil elegir, pero me tomaré mi café. 
A Morelia casi no le falta nada, hay muchas plazas, iglesias, un acueducto, una hermosa catedral, artistas, artesanías, arte, pseudoescritores como yo, cafés, museos, escuelas, le faltas tú. 
Ahora sí voy a caminar hacia el café, sigue la clase de coro, así que voy para allá. 

Morelia, Mich. México, 26 de Mayo de 2003.


Este susurro lo hace el viento, el viento que hace que la noche pese más cuando azota la ventana de mis adentros y apaga la luz de tu presencia, entonces pesa más el viento esta noche, no estás en mis brazos. 
Es de madrugada, la lluvia me despertó, esta noche es muy extraña, hay un gato sentado en la mitad de la calle, ahora que terminé de escribir acerca de él, ha desaparecido. Hay una vela encendida que me ayuda a seguir la línea; acá en la calle, las casas, hay calma, mientras allá en las nubes hay un caos de luz  y el cielo parece mar agitado. 
No es tormenta, las gotas son finas. El gato atravesó la calle, hacia un lote baldío. Hace viento, tus brazos me harían bien en este momento. También hay un mosquito molestando y una voz dulce me habla del destino en portugués. 
Te extraño, extraño tu voz y quiero conocer tus brazos. 
De repente el cielo se ha iluminado, por allá, por acá, el viento se torna un poco violento, sin embargo reina la calma. 
Hay un poco de miedo en este ser insomne que se debe a la noche y por eso he decidido escribirte, aquí junto a mi ventana, puedo ver una buena porción de ese cielo que se nos derrama, tiene un tinte rojizo, las nubes no me permiten ver las estrellas, hoy no le puedo hacer reclamos a la luna, tampoco peticiones, no está. 
Debo matar ese mosquito. Los grillos cantan sin detenerse, no sé cuántos sean, una rana vive en el jardín y croa, no la he visto, la he escuchado pidiendo lluvia, accidentalmente me rayé la pierna, siempre pasa eso cuando escribo en la cama, encenderé un poco de incienso, aroma de gardenia, me gustan esas flores, el piso está frío y también se me antojó un cigarro, el perro ya me ganó la cama, no importa, dormiré junto a la ventana. 
Tengo un poco de sed, siempre tengo agua en el dormitorio; ahora la voz canta algo sobre un perfecto y buen sentimiento, claro, en portugués; buen disco para noches como esta. 
Mis padres duermen, todos duermen. El tren, lo escucho, pasa cerda de aquí, como a cuadra y media; ese sonido me trae recuerdos, siempre hemos vivido cerca de alguna vía. 
Qué rica noche, fresca, me gusta mucho la noche.
Mi mamá se levantó al baño y me ha descubierto escribiendo con la luz de la vela; a dormir que mañana hay escuela. 
Ya son las cuatro y veinte de la mañana, es hora de dormir, tal vez mañana te cuente algo más. Espero encontrarte en el mensajero o escuchar tu voz por teléfono. 
Hasta mañana, o más tarde, debo decir. 
Buenas noches, descansa. 

Morelia, Mich. México, 4 de Mayo de 2003.


Ayúdame a disipar mis dudas, quiero regresar, quiero que regreses. Ayúdame a regresar, enséñame el camino. No estoy segura de pisar en el lugar correcto, no quiero caer, no quiero engañarme con promesas falsas. No sé si me quieres. 
¿Por qué regresar a ti? ¿Por qué quieres volver a mí?.
Convénceme de tu regreso, es tu turno de hablar.  
¿Puedes convencerme? 
Te quiero, como siempre, hoy.


lunes, 20 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 4 de Mayo de 2003.

Estas noches, desde tu carta, he pensado mucho en ti. Pienso en cómo no te conocí antes. Así pasan las cosas y tienen su razón de ser. 
El destino o casualidades son bromas pesadas con las que se anda. Me gustaría contarte... 
Tiene un nombre poco común, lo encontré como a tí, hace ocho meses. Desde que nos conocimos hubo esa conexión, nos traicionaba el corazón y nos comunicábamos en versos, entre metáforas, nos enamoramos, una relación inquebrantable. Poco después, terminó, se acabó el encanto, su inseguridad, la mía, su cobardía, la mía, la distancia hizo su contribución en la decadencia. No pude convencerlo de regresar, no insistí más, me pareció inútil. 
Apareces tú, con un nuevo brillo, una luz que había perdido; la comunicación con él se perdió por cualquier medio, me regresó a la vida solitaria y un tanto vacía. Desde entonces mi andar no es el mismo. 
Hace un par de semanas, con las aguas más tranquilas, una carta inquietó mis adentros y los violentó con recuerdos. 
A pesar de tu apacible e interesante compañía, los estragos no tardaron en manifestarse, en mis ojos, la confusión, angustia. No te puedo mentir, me es imposible ignorar su regreso. 
Si estoy confundida es porque tú presencia ha sido tan afortunada y oportuna que me hace sonreír. 
Me gustas, me interesas, me agrada la forma en que me tratas, me siento cómoda contigo y segura. 
No puedo dejarlo de lado, pero no quiero perderte.

Morelia, Mich. México, 30 de Abril de 2003.

Tu respuesta, hoy tardía, como siempre, la encontré, sólo estaba ahí. 
Tal vez pienses que me alegra haberla encontrado, cuántos sentimientos encontrados, cuántos recuerdos se pueden manifestar en mis ojos. 
Sé que tú tampoco tienes la respuesta y ahora tus respuestas son interrogantes para mí. 
Tal vez no quiera regresar, no quiero sentir otra vez el temor de perderte, he de poner un poco de orden a tantos pensamientos y miedos que acosan al corazón herido y se niega a ser lastimado una vez más. 
La ocasión no da para más. En momento de desaparecer.

Morelia, Mich. México, 22 de Abril de 2003.

Si supieras cuánto me cambió el haberte conocido. 
Hay suceso en la vida que nunca se van a borrar de mi memoria, el estar contigo, aún en la lejanía, será un recuerdo para siempre. 
Qué sorpresas da la vida. Cuánto puede girar la tierra.
Desde ayer ,e levanto con el deseo de luchar contra este sentimiento, pues se ha convertido en algo que me destruye, cuando  se llega a ese punto, es entonces cuando hay que desterrarle del corazón.
Gracias, pues he aprendido de los errores que cometí contigo. 

jueves, 16 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México. 2003.


Esta noche hay más luz, hay una vela nueva en la mesa de noche, la habitación parece más iluminada. 
Esa vela nueva, tal vez no dure mucho, promete noches iluminadas, potencial para hacerlas más claras. 
En este momento no hay remedio para lo que se dijo ayer. 
Ya no quiero que leas mi carta, seguiré escribiendo para tí como si fueras algo simple y etéreo, aunque  mueras en mis adentros, sigues siendo consejero. 
Ahora entiendo y acepto que la noche avanza y que debe haber una hora de dormir. 
El tiempo no debe detenerse, desde esta noche lo he hecho avanzar, algún día hay que envejecer, aún cuando el recuerdo sea eterno. 
La luna seguirá saliendo, creciente o menguante y tu estrella, ahí, después de la muerte, será tuya. 
Respecto a mí, no puedo prometer nada. Ya no es tiempo de promesas para tí. 
Los temporales en mí, siguen pasando extrañamente, sé que están a punto de marcharse, la ventana abierta y el viento nuevo se ha de llevar tu aroma. 
El silencio no responde, así pues, tu silencio me ha dado respuesta, que yo esperaba hace tiempo. 
No han pasado muchas lunas, no esperes que las haya contado, no han sido las mejores. 
Ahora, llegó la hora de dormir y apagar la vela, dejarla reposar, para que mañana pueda seguir alumbrando.
Una nueva causalidad, un nuevo destino, un nuevo camino por recorrer espera mañana.

Morelia, Mich. México.


"Qué preciosa es la muerte 
con manchas en el lomo. 
La muerte que abraza 
el corazón del antílope."


Esta noche, he desnudado mi cuerpo, para dejarlo a voluntad del viento, cual hoja dorada que no tiene más destino que la corriente fría, se conjuga con la cruz del sur, y con tu ausencia.

Morelia, Mich. México, 20 de Abril de 2003.

Ayer te mandé la última carta, ahora depende de tí. Bajo circunstancias extrañas, esa carta llegó a destino. 
Las casualidades suelen confundir y jugar bromas a lo que nosotros llamamos destino. Cuando el amor es una necesidad, y se tiene tanto de esto en las manos, las casualidades se convierten en causalidades que uno mismo propicia. 
Aún no sé cómo di contigo, pero ya no pierdo el tiempo en pensar el por qué, no tiene caso, es como la muerte, el misterio. 
Hace mucho calor estas noches y en este momento sopla el viento muy fuerte, como mal presagio, siempre el viento pretende apagar mi vela cuando escribo para tí. 
La luna hoy parece más lejana, mas eso es sólo porque está menguando, ya llegará la luna nueva y con ella, también un nuevo sol, un nuevo brillo, una luz diferente, pero jamás ajena a lo que somos. 
Me he dado cuenta que te has convertido en mi mejor amigo, nunca había hablado tanto de mí y tampoco había desnudado mi alma ante alguien tan desconocido. 
Esta espera duele tanto, confío en que vale la pena. 
La incertidumbre es lo que me hace extremadamente difícil la existencia, pues mientras no se tengan respuestas, no se puede dejar de pensar en ellas. 
He aprendido tanto de esta situación, entiendo ahora que me he aferrado al dolor de no tenerte, pues sé que cuando esto ya no me duela, no habrá marcha atrás, cuando dé vuelta a la hoja y cierre el libro, será para siempre, entonces, no estarás en mi vida y en mis sentimientos, tengo miedo, un miedo que no había sentido. 
La vela se está apagando, y no quiero que esta sea la hora de dormir. No aún, no es tiempo de guardarte. 
Los grillos tienen un canto tan sutil, que nos hace difícil creer que no es canto, que no tienen voz, quién sabe cuántos hay en el jardín ahora, pretenden arrullar a esta niña que se aferra a su insomnio para crear algo, para escribir una carta que nunca ha de recorrer el camino hacia tí. 
Ya se consumió la vela, la luz parece negarse a mí, hay días que el sol no parece iluminar. Entonces los colores también se me niegan. El tiempo está detenido desde aquel día, no pasa, eso lo hace lucir como una eternidad. 
Sin tí. 

Morelia, Mich. México. Otro día cualquiera...


Sin embargo, te sigo escribiendo y pensando, mis manos se han llenado de palabras que ya no tiene caso plasmar en la hoja. 
Estas últimas serán ajenas pues no he encontrado mejores, para describir lo que siento. 
No es un reclamo, "no te culpes, la culpa es un juego de azar." 
Mis versos no tenían intención de impresionar, llevaban la intención de enamorar y construir un presente más vivo, más profundo a tu lado. 
"Yo no vine a tí, veniste tú..."

Morelia, Mich. México, Un día de tantos...


Esta noche las palabras que brotaron de mis manos, antes vacías, y de mi corazón inhabitable, son las palabras más vanas, pues no han logrado absolutamente nada. 
Espero que estas palabras, tampoco las entiendas. 

Morelia, Mich. México, 24 de Marzo de 2003.

La última carta.

Es una necesidad decirte lo que siento, disculpa si mi carta te es inoportuna, será la última, si no quieres leerla no te preocupes, detente aquí, sólo la envié para evitar que mis palabras se ahoguen en lágrimas que mis ojos guardan. 
No maldigo al silencio, jamás lo he sentido parte de mí. 
Las noches han sido largas, las prefiero así, es mejor ocultarse del sol que no iluminará mañana, ya lo había dicho, es mejor no acostumbrarse a algo que no será. 
¿Y sabías lo que sería?. No importa ahora. 
Todo tiene una razón, tal vez destino, coincidencia, ya no sé qué creer. Espero que estés bien, hace tiempo no sé de tí. 
La luna seguirá saliendo, tu estrella, brillando. 
Disculpa otra vez esta locura, no volverá a ocurrir, las próximas cartas, no llegarán a tus manos. 
Mis poemas, quémalos, son tan vanos. Todas estas palabras que ya no existen, no vale la pena guardarlas.
Ahora, solamente nos queda el dulce recuerdo de lo que puso ser. 
Qué más da la guerra, si además la protesta va de sobra, seguiré durmiendo con el temor de despertar sin tus ojos. 
Nada vale la existencia, nada vale la protesta; aún cuando lance yo inútilmente un alto a la guerra, en estas palabras se sobran las lágrimas, esta guerra es sólo tuya, y sólo tú, puedes ganar. 
No podré, entonces, ganarle al hombre mismo, que a cada noche, tras un suspiro, se niega a la paz de sus ojos. 
¿Qué hago yo después?
Absurda muerte, absurda guerra, y absurda sangre. Maldita visceral existencia de tus palabras. 
Ya no tendrás mis palabras y espero que no las retengas. 
Creo que estás bien, lo sé, puedo sentirlo. 

Morelia, Mich. México, 22 de Marzo de 2003.

Te guardo ya, tantas palabras, que ahora parecen tan vanas, no sé si tú me escribas, si me extrañas, yo te sigo teniendo tan dentro como el primer día. 
Hace seis meses y medio que te tengo tan presente y he contado el tiempo pues ha sido grato, hace mucho que no sé de tí y las noches han sido frías, demasiado. 
Sigo esperando las respuestas que tu boca tiene para mí y que nadie más puede responder. 

Morelia, Mich. México, 27 de Febrero de 2003.

Madrugada...

Me haces tanta falta, no sólo tus palabras, tu presencia, tu mirada... 
Hoy descubro con tristeza que no sé mucho de tí, no conozco la razón de tu abandono, no sé cuáles son tus miedos, no sé qué sientes. 
Tu indiferencia hacia mis cartas es aún más tortuosa y hace incomprensible para mí tu lejanía. 
Has desnudado mi alma y yo te la he entregado a voluntad, has cambiado mi vida, no tengo miedo, estoy segura de que lo quiero y te quiero así. 
Tal vez mi palabras son vanas y quizá son tan pequeñas las razones para estar conmigo, como quizá pequeñas son las cosas que te puedo ofrecer. 
No tengo más que mis manos y el corazón dicta el dar este amor guardado, yo te elegí, o tal vez el destino nos eligió, no sé. Yo sé que entre miles de personas, me resulta imposible el haberte encontrado por casualidad. 
En fin, esperaré a que regreses, si debes pensar en lo que represento para tí y lo que sientes por mí. Sólo quiero hacerte saber que aquí estoy, aguardando tu amanecer, tu regreso, tus palabras y caricias. 
Te amo. 

Morelia, Mich. México, 25 de Febrero de 2003.

¿Qué mentira me estás diciendo, qué sentido tiene tu silencio?. 
A tí me he entregado, para tí sigo creciendo. No quiero que te alejes de mi, que rompas esta cercanía de tajo. 
Somos tan iguales que nunca creí que encontraría esa mitad, los kilómetros no existen cuando existen tus palabras que hacen ecos para cuando callas. 
Mas, el silencio es como la marea, como todo lo que va y viene, jamás el silencio ha sido eterno. 
Lo repito, no dejaré que tu silencio siga envejeciendo, ni que la soledad me robe tus letras, nunca dejaré que te acaricie el alma, que ni siquiera se atreva a guiñarte el ojo, pues mi caricia y mis brazos son más cálidos y reales que aún en la lejanía te arropan y no se pierden ni uno solo de tus sueños.
Mis pasos vigilan cada uno de tus pasos, soy como tu sombra, la sombra que jamás está detrás de tí, jamás adelante, esa sombra que está a tu lado, camina junto a tí y contigo, que te toma la mano, que te guía y que desear que la guíes. 
Qué me falta, qué me sobra. No te pido que dejes nada, sólo quiero tu compañía y tu presencia. 
Gracias, por enseñarme a llorar y luchar por lo que quiero, gracias por hacerme saber que los sueños pueden tocarse.
No me veas como pertenencia, mírame como lo que soy, de carne y hueso con tantos errores, imperfecciones, con tantos defectos como tú.
Sin embargo, aquí estoy, para compartirlos, para sanar heridas, tocarte, para sentirte, aprender de tí, enseñarte, vivirte, escribirte, escucharte, para amarte. 
Toma lo que ya es tuyo, reclama lo que ya es parte de tí, ven a luchar conmigo. Al menos, yo estoy dispuesta a hacerlo y defender este amor de todo, hasta de sí mismo. 
Ven a salvarme, pues ya no lucharé por la soledad que por tí abandoné. 

Morelia, Mich. México, 17 de Febrero de 2003

Te cubriré con mis brazos
y no te dejaré ir. 
Te arroparán mis versos
impregnados de la savia de tu boca
bañada en tus besos
quiero morir 
en tus labios. 

Sabrás que la noche ha muerto para resucitar en tus ojos con la tibia luz que acaricia mi rostro, el sol de mis días, amanecer que me baña, mi alma es tuya, te la entrego empapada de rocío, enjugada con luz de luna. 
Te entrego mis palabras, que ansiosas esperaban dueño. 
Mis descalzos pies te abren hoy la senda entre espinas para que no dudes en caminarla junto a mí. 
Te extraño. 

Frente a Frente...

Morelia, Mich. México. 4 de Febrero de 2003. 

Qué miedo da que de pronto se detenga. Sentirse, a veces, el centro del universo, el control que lo mueve todo. Ahí está, ahí lo encuentras, lo concentras. Qué miedo se siente, que moviendo los pies, de pronto no lo hagas y se detenga todo, hasta el tiempo, y tus manos dejen de ser tuyas y tu alma se evapore tras un suspiro. 
Qué miedo dan tus ojos, suspendidos en una mueca que no olvido, qué miedo da no olvidarles, qué miedo da, que de noche aparezcan en el sueño de tu ausencia y la cama esté vacía. 
Qué miedo da el olvido que no olvido, tu presencia ausente, tus ojos que no miran, tus manos que no tocan, y tus labios que simplemente no hacen ósculo para mí. 
Qué miedo le das a mi alma callada, escondida tras el secreto de sentirse prisionera del deseo. 
Qué miedo da que de pronto se evapore tras un suspiro. 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 9 de Enero de 2003.

He pensado demasiado en tí, la distancia no existe cuando te recuerdo, y aunque sólo recuerdo palabras y una fotografía, te siento parte de mí.
Siento haberte perdido, no sé qué pasó, no sé las razones, no sé las fallas, los errores. 
Extraño a ese hombre que me decía que no tuviera miedo, que no viviría si no arriesgaba. 
Te extraño, te quiero, y siento que no puedo recuperar algo que no fue mío. 
Desde nuestra primer plática, desde ese primer momento, tuve un asqueroso miedo de perderte, siempre ese temor, que me detuvo de decir muchas cosas y me incitó a decir muchas otras cosas, nunca te dije que deseaba que vinieras, nunca dije que deseaba que lo nuestra fuera por mucho tiempo, más que una simple hora en el café, tampoco pregunté qué deseabas o esperabas tú de mí. Espero que no sea tarde. Tampoco sé si alguna vez tuviste miedo de perderme. 
No sé qué más pueda decir, es probable que nunca pueda acariciar tu rostro, o escuchar tu risa, acurrucarme en tus brazos y escuchar tu corazón, sin embargo aún deseo poder hacerlo un día, estos asuntos son enteramente de dos, y uno solo no puede decidir. 
Disculpa mis palabras, nunca tuvieron la intención de herir, este susceptible corazón erró, tal vez en enamorarse  de alguien que no le correspondía, no fue mala leche, fue sólo que te vi, vi esa ternura, ese amor, esa alma transparente, ese espíritu anhelante, esa sonrisa ansiosa, manos cálidas, voz susurrante que se me adentró  poco a poco haciendo un poema y un motivo para despertar y creer en los sueños que algún tiempo atrás se me habían perdido al igual que la sonrisa. 
Me haces tanta falta... 
Nunca te dije que a tu lado me siento segura, me siento amada, más completa, plena, mis poemas al fin tienen destinatario, no los escribo más al viento, pues ese viento ya tiene una figura, se materializó en tu risa que imagino, en tu mirada tierna. 
Disculpa otra vez mi locura, tal vez no quieras escucharla de nuevo. 

Morelia, Mich. México, 29 de Diciembre de 2002.

¿Acaso tendré que esperar a que la luna vuelva a llenarse para saber que estás ahí?. ¿Acaso ya olvidaste que la luna brilla para tus ojos, que no sabes que gracias a tu mirada la luna brilla?.
Pienso en tí, no sólo cuando las estrellas aparecen, también cuando desaparecen, pues guardo ese nocturno recuerdo de tus ojos y de tus palabras que no tengo. 
No sé nada de tí, ni tú de mí, sé que una vez me hiciste sentir que no estoy sola, que pensé que había encontrado esa parte que me faltaba, que me hiciste creer que había llenado ese vacío de mi alma. 
Sé de tí, lo que tú sabes de mí. Sé que el miedo que sentimos no nos deja perseguir el sueño que tanto deseamos realizar. 
Quisiera correr hacia tí y tomarte en mis brazos, sin embargo ahora, reducir la distancia es una necesidad que no puedo costear.
Hay tantas cosas que deseo decir y no puedo, el no tenerte de frente, me detiene, me frena el no saber hasta qué punto deseas lo mismo que yo, si lo deseas. 
No sé qué más decir  o escribir, con la noche viene mi oscuridad, pues el día tampoco ilumina. 
No me dejes, los días y noches sin luna, son los peores. 

Morelia, Mich. México, 30 de Noviembre de 2002.

Buenas noches, ángel de mis sueños, buenas noches. Cierra los ojos al paso del tiempo y comienza a viajar en este mundo sin dimensión. Y cuando vueles sobre este cielo no te detengas a vigilar mis sueños; pues este viaje, este nocturno vuelo, no debe interrumpirse tras mi arrebato, no debe cancelarse tras mi hurto. No dejes de volar ángel sereno, no cortes tus alas por vigilar otros sueños.

Morelia, Mich. México, 9 de Noviembre de 2002.

Una petición.

Me da miedo que me dejes, me da miedo no poder conocerte, no tenerte a mi lado, la distancia me duele, no sabes cuánto, me dan miedo tus palabras, y me dan miedo las palabras que he escrito para tí. 
¿Puedes detener mis lágrimas?. Los días que no hablamos fueron eternos y lo peor es que tampoco podía ver la luna, las noches estuvieron nubladas y sin tus palabras. 
Escribí para tí, el 3 de noviembre... 
Mis ojos brillan cuando sé que estás ahí, y tengo nada, tengo unas palabras que se vuelan, una sonrisa que se adquiere con tu saludo, una mirada anhelante. Yo sé que estás, pero no estás, que la distancia es el punto exacto de nuestro imposible y que el viaje hacia tí es largo. 
Es mejor no recibir tu abrazo, es mejor no sentir tu caricia, mejor no sentirte a mi lado, pues siempre alguien se tiene que marchar y siempre alguien extraña más. 
Ya lo dije un día, no debemos remover las cosas que no podrán ser, y entre esas cosas se encuentra este tú y yo. 
Mis esperanzas no son positivas, mi experiencia ha dictado a la razón, la razón dirige mis actos y el corazón no quiere dolerse en otra decepción. De ahí que no acepte tus abrazos, de ahí que no quiera sentir una caricia de tus labios, para no amorcillar el corazón, para no dejarlo desangrar. 
Es mi gran deseo tocarte, mi sueño besarte, mi anhelo abrazarte, mi ilusión mirarte, mas, he sido débil y he puesto los ojos en el vano querer. 
Y todo esto se resume y concluye en el miedo de amar otra vez y no ser amada. 

Morelia, Mich. México, 25 de Noviembre de 2002.

Escribí tu nombre, no con sangre, pero sí con el corazón desnudo. Esta, la noche más larga y fría de todas, recuerdo tus palabras adictivas en mis días, hoy ausentes; estás en mis noches, esta noche es toda mi noche, y mañana será todo mi día, una interminable noche. Mas la oscuridad me carcome dentro del surrealismo de mis manos. 
En las palabras se me acercó tu alma y a manos llenas se te dieron mis palabras enjugadas de lágrimas. 
Las horas entregadas se retiraron, y la luna se apropió de nuestros ojos y la ausencia se apropió de mis labios. 

Morelia, Mich. México, 8 de Noviembre de 2002.

Tu primer ausencia.

Aparentemente algo le faltaba a la luna, le falta el sol para que podamos verla. Ya es demasiado el que no pueda mirar la luna, también debo vivir con tu ausencia. 
Si supieras el privilegio que es haberte encontrado... 
Te encontré en un lugar ignoto, oculto para esta lengua. Y entonces, se tornaron desconocidos tus besos, tus palabras mudas y tu mirada; en tus letras me desnudaron el alma esas manos que no he tomado, y me cubrieron esos brazos que no he sentido, me reflejaron la luna esos ojos que no me han mirado. 
En la quimera de tu sonrisa besé esos labios que no han humedecido mi boca. 
Aparentemente, algo le falta a la luna. Le falta lo que la hace brillar. Tu compañía. 


Morelia, Mich. México, 30 de Octubre de 2002.

Esta noche, como muchas anteriores, la luna le ha sido infiel, o tal vez, ella le fue infiel a la luna. La diosa de la luna ha dejado que un consejero le desnude el alma. 
Qué sabio ha sido ese corazón de poeta que se ha robado la luna. 
Y pensando, otra vez, en la imagen de la música en mi errado cerebro, no doy aún con la imagen perfecta, y es que habiendo tantos estilos, no puedo tener una imagen cierta. Cómo resumir tantas emociones, pensamientos, ideas, sensaciones, quimeras, ilusiones, momentos, en fin, cómo resumir toda la música, o todas las palabras que tiene la música en una imagen poética. 
Debo decir que aún no lo descubro porque mi inteligencia o mi conocimiento está tan limitada, o será que es imposible resumir tanto en tan poco. Como dice Joaquín Sabina, "cómo van a caber tantos besos en una canción". 
Ahora me toca preguntar, cuál es el proceso que se debe seguir para edificar. ¿Me lo cuentas?

Morelia, Mich. México, 26 de Octubre de 2002.

Sí, esta cercanía es muestra irrefutable de movimiento, el movimiento de mi corazón, hay caricias esta noche, hay lunas llenas, hay reflejos en tus ojos, estás tú... 
la manifestación de palabras que de cerca me llaman. 
Hay aquí, un cuerpo silente, prisionero de un alma que reclama tu mirada. 
Indiferente es el paseo nocturno de las aves. 
Esta voz te llama, esta muda voz, la voz de este muerto que calla para que otros sean escuchados. 
Soy de los cuerpos que cuando mueren, caen sutilmente sobre alguna cómoda sombra cobijada por el pasado. 
Qué temibles son las horas de tu ausencia. 
Existen enlaces dolorosos, cercanías  imposibles, y esta voz que habla desde el inframundo frustrado. 
En el fondo del llanto enjugado, en mis ojos el reflejo se alimenta de noches solitarias. 
Mi espejo, mi brillante lado oscuro que de pie aguarda por un rostro real. Y no te puedo hallar en esta realidad...
Entre paralelos universos que parecen no existir, que se esconden tras la morada del destino.

Morelia, Mich. México, 23 de Octubre de 2002.

La música, esa grácil compañía, ese universo ignoto, esa musa imprescindible, esa tontería a medias, esa risa conjunta, esa noche envolvente, esa oscuridad violenta, ese ser diurno que se entrega al viento en alas, la caricia tierna del agua, la vergüenza del desnudo amanecer, tu caricia en mis palabras, tu placer en un suspiro, tus labios sobre mi boca.
Por un buen rato he pensado cómo expresar todo lo que es la música, o toda la música que imagino, aún no sé cómo expresar en palabras que lo digan todo. Lo que sí puedo decir es que para mí, la música existe desde el inicio del universo, creo que el movimiento de las masas planetarias y esa inmensidad de espacio son la causa del ritmo y de la cadencia de la música, así que de ahí, parte todo. Si me preguntas qué existió primero, diré que la música antecede al hombre, sin embargo, hasta que el hombre tomó conciencia, no sólo de la música, sino del arte en sí, hasta entonces, la música nació. 
Eso dicen los que saben, yo, aún no sé nada y tal vez nunca sepa, mis pensamientos se quedan en especulaciones, la consecuencia de un razonamiento muy vago y vulgar que no se ha completado. ¿Contesté tu pregunta?

Morelia, Mich. México. 10 de Agosto de 2005.

Así  es como se desenlaza esta historia. Comienza deslizándose entre tus dedos y resguardándose entre tus manos, empieza aquí, cuando un cabo suelto en mi vida, se convierte en el mejor protector de mis letras, ese cabo suelto, ese mejor guardián de mis sueños, estos que leerás, tú, un traficante de sueños, que tengo por seguro entenderá y sobre todo comprenderá el sentir que se esconde entre las páginas de un simple cuaderno  en el que se libera el secreto de mi alma.
La respuesta a esa pregunta que gira en tu mente, es que eres tú, un igual a mí, un ser humano que lleva un simple y terrenal sentimiento a una poesía, a un sueño, un ideal, a una palpitación del alma, y llevarlo tan adentro hasta convertirlo en algo real y cierto, hacerlo propio y eterno, místico y divino, es por eso que te elegí para ser el celador de estos sentimientos; sé que nos duele lo mismo aunque de diferente forma, y es así como aseguro que tú sabrás cómo resguardar mis cartas y sabrás qué hacer con ellas cuando yo no esté o cuando me hagan falta las fuerzas para decirlo.

martes, 14 de agosto de 2012

Una carta sin fecha


Morir entre las cartas que jamás fueron enviadas, y volar como los papeles en el viento, tras abrir la ventana, correr despacio o con prisa, qué más da si el sol no halla descanso en tus brazos  y no refleja tu mirada. 
Esta vez, huyes del cualquier cielo y te ocultas ante cualquier elemento. El blanco rostro escurrido, no concibe expresión, ni vida, inmortal Miranda que anhela, suplicante boca cerrada y las manos atadas de libertad. 
Morir entre las letras que no hablan, y volar como sonidos, simples ruidos, tras abrir la garganta, 
Ahora, añorar morir sin prisa, aceptando sin temor la tortura o agonía. 
Sola.        
Morir entre las palabras que jamás dijeron nada, afónicas, todas estas ideas, morir como ellas, suspendidas. 
Si acaso el sol, hoy, no halla descanso en tus brazos, rompe la aurora y córtalos de un tajo. 

lunes, 13 de agosto de 2012

Zamora, Mich. México. 13 de Agosto de 2012


Quizá no encuentres respuestas al leer las cartas de una persona cualquiera. Es muy probable que no vengas a conocerme o no te interese. Es tal vez, y solamente el morbo, o encontrar palabras que no has podido decir,  algo que no has sentido tanto como para escribirlo. 
La oposición, podemos usar mil palabras para describirnos, sin tener que hablar de nosotros mismos. Las cartas como acto comunicativo honesto. 
Los contrastes, la persona que fui, de la que aún tengo partes, lo que ya no soy, pero forma parte de mí en muchos sentidos.
Los claroscuros de los sentimientos que muchas veces, se quedan sólo ahí, en una epístola que nunca se entregó. No hablo de nombres, esos son igual que números que se olvidan, pero el alma se queda ahí, en palabras difícil de explicar, imposibles de admitir.