miércoles, 15 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 29 de Diciembre de 2002.

¿Acaso tendré que esperar a que la luna vuelva a llenarse para saber que estás ahí?. ¿Acaso ya olvidaste que la luna brilla para tus ojos, que no sabes que gracias a tu mirada la luna brilla?.
Pienso en tí, no sólo cuando las estrellas aparecen, también cuando desaparecen, pues guardo ese nocturno recuerdo de tus ojos y de tus palabras que no tengo. 
No sé nada de tí, ni tú de mí, sé que una vez me hiciste sentir que no estoy sola, que pensé que había encontrado esa parte que me faltaba, que me hiciste creer que había llenado ese vacío de mi alma. 
Sé de tí, lo que tú sabes de mí. Sé que el miedo que sentimos no nos deja perseguir el sueño que tanto deseamos realizar. 
Quisiera correr hacia tí y tomarte en mis brazos, sin embargo ahora, reducir la distancia es una necesidad que no puedo costear.
Hay tantas cosas que deseo decir y no puedo, el no tenerte de frente, me detiene, me frena el no saber hasta qué punto deseas lo mismo que yo, si lo deseas. 
No sé qué más decir  o escribir, con la noche viene mi oscuridad, pues el día tampoco ilumina. 
No me dejes, los días y noches sin luna, son los peores. 

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