jueves, 23 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 23 de Noviembre de 2009.







Me detengo un momento. Ya no es día para seguir escribiendo cartas viejas. 
Entre el inglés y otros, los proyectos llegan, suman propuestas, trabajo, tú, ustedes y el nosotros que está prometido, que está ahí.
Parecían lejanas tus caricias, las miradas tardías, parecían. Pronto estarán cerca. Estaré cerca de tí y podré tocarte. Hoy las manos van muy sueltas, mis deseos, las ilusiones, los castillos toman forma. No importa si se derrumban al final, los riesgos siempre existen, tengo fe en tí, esperar, buscar. Quedarse sentado a bordo de camino, ya no es una opción. Se hincha el pecho y mis letras toman caminos, se llenan de gracia, se han visto en tus ojos las palabras, estamos separados, nos sentimos. 
Cualquier carta, cualquier verso, mi trabajo y estos descansos, vuelven a ti. Las vueltas del mundo nos mueven, pero no importan, quizá en una de esas vueltas vienes a mí. Aquí estoy, con la espera, tú preguntas, cuándo llegas. 
Sigo de pie, pensaban lo contrario. Seguiré de pie, "mírenme, a la vida vuelvo ya...". 
Este despertar me llevó a donde nunca pensé estar. En la soledad de un pueblo, en el bullicio de la ciudad, siempre encuentro un momento para mirarte, pensar qué haces, imaginarme contigo. 
Las cosas pendientes pueden seguir así. El "nosotros" que se avecina es el despertar... a tu lado, todos los días, festejar el amanecer y bailar a la noche. Servirte el café, que me ayudes con los pequeños, bañarnos juntos, jugar al amor, enojarnos de vez en cuando. 
Te extraño es lo mismo que me haces falta, te necesito tanto como te amo, te espero, como tú a mí. 
No te puedo fallar, no quiero. 

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