jueves, 16 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 20 de Abril de 2003.

Ayer te mandé la última carta, ahora depende de tí. Bajo circunstancias extrañas, esa carta llegó a destino. 
Las casualidades suelen confundir y jugar bromas a lo que nosotros llamamos destino. Cuando el amor es una necesidad, y se tiene tanto de esto en las manos, las casualidades se convierten en causalidades que uno mismo propicia. 
Aún no sé cómo di contigo, pero ya no pierdo el tiempo en pensar el por qué, no tiene caso, es como la muerte, el misterio. 
Hace mucho calor estas noches y en este momento sopla el viento muy fuerte, como mal presagio, siempre el viento pretende apagar mi vela cuando escribo para tí. 
La luna hoy parece más lejana, mas eso es sólo porque está menguando, ya llegará la luna nueva y con ella, también un nuevo sol, un nuevo brillo, una luz diferente, pero jamás ajena a lo que somos. 
Me he dado cuenta que te has convertido en mi mejor amigo, nunca había hablado tanto de mí y tampoco había desnudado mi alma ante alguien tan desconocido. 
Esta espera duele tanto, confío en que vale la pena. 
La incertidumbre es lo que me hace extremadamente difícil la existencia, pues mientras no se tengan respuestas, no se puede dejar de pensar en ellas. 
He aprendido tanto de esta situación, entiendo ahora que me he aferrado al dolor de no tenerte, pues sé que cuando esto ya no me duela, no habrá marcha atrás, cuando dé vuelta a la hoja y cierre el libro, será para siempre, entonces, no estarás en mi vida y en mis sentimientos, tengo miedo, un miedo que no había sentido. 
La vela se está apagando, y no quiero que esta sea la hora de dormir. No aún, no es tiempo de guardarte. 
Los grillos tienen un canto tan sutil, que nos hace difícil creer que no es canto, que no tienen voz, quién sabe cuántos hay en el jardín ahora, pretenden arrullar a esta niña que se aferra a su insomnio para crear algo, para escribir una carta que nunca ha de recorrer el camino hacia tí. 
Ya se consumió la vela, la luz parece negarse a mí, hay días que el sol no parece iluminar. Entonces los colores también se me niegan. El tiempo está detenido desde aquel día, no pasa, eso lo hace lucir como una eternidad. 
Sin tí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario