jueves, 16 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 27 de Febrero de 2003.

Madrugada...

Me haces tanta falta, no sólo tus palabras, tu presencia, tu mirada... 
Hoy descubro con tristeza que no sé mucho de tí, no conozco la razón de tu abandono, no sé cuáles son tus miedos, no sé qué sientes. 
Tu indiferencia hacia mis cartas es aún más tortuosa y hace incomprensible para mí tu lejanía. 
Has desnudado mi alma y yo te la he entregado a voluntad, has cambiado mi vida, no tengo miedo, estoy segura de que lo quiero y te quiero así. 
Tal vez mi palabras son vanas y quizá son tan pequeñas las razones para estar conmigo, como quizá pequeñas son las cosas que te puedo ofrecer. 
No tengo más que mis manos y el corazón dicta el dar este amor guardado, yo te elegí, o tal vez el destino nos eligió, no sé. Yo sé que entre miles de personas, me resulta imposible el haberte encontrado por casualidad. 
En fin, esperaré a que regreses, si debes pensar en lo que represento para tí y lo que sientes por mí. Sólo quiero hacerte saber que aquí estoy, aguardando tu amanecer, tu regreso, tus palabras y caricias. 
Te amo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario