miércoles, 22 de agosto de 2012

Morelia, Mich. México, 26 de Mayo de 2003.


Este susurro lo hace el viento, el viento que hace que la noche pese más cuando azota la ventana de mis adentros y apaga la luz de tu presencia, entonces pesa más el viento esta noche, no estás en mis brazos. 
Es de madrugada, la lluvia me despertó, esta noche es muy extraña, hay un gato sentado en la mitad de la calle, ahora que terminé de escribir acerca de él, ha desaparecido. Hay una vela encendida que me ayuda a seguir la línea; acá en la calle, las casas, hay calma, mientras allá en las nubes hay un caos de luz  y el cielo parece mar agitado. 
No es tormenta, las gotas son finas. El gato atravesó la calle, hacia un lote baldío. Hace viento, tus brazos me harían bien en este momento. También hay un mosquito molestando y una voz dulce me habla del destino en portugués. 
Te extraño, extraño tu voz y quiero conocer tus brazos. 
De repente el cielo se ha iluminado, por allá, por acá, el viento se torna un poco violento, sin embargo reina la calma. 
Hay un poco de miedo en este ser insomne que se debe a la noche y por eso he decidido escribirte, aquí junto a mi ventana, puedo ver una buena porción de ese cielo que se nos derrama, tiene un tinte rojizo, las nubes no me permiten ver las estrellas, hoy no le puedo hacer reclamos a la luna, tampoco peticiones, no está. 
Debo matar ese mosquito. Los grillos cantan sin detenerse, no sé cuántos sean, una rana vive en el jardín y croa, no la he visto, la he escuchado pidiendo lluvia, accidentalmente me rayé la pierna, siempre pasa eso cuando escribo en la cama, encenderé un poco de incienso, aroma de gardenia, me gustan esas flores, el piso está frío y también se me antojó un cigarro, el perro ya me ganó la cama, no importa, dormiré junto a la ventana. 
Tengo un poco de sed, siempre tengo agua en el dormitorio; ahora la voz canta algo sobre un perfecto y buen sentimiento, claro, en portugués; buen disco para noches como esta. 
Mis padres duermen, todos duermen. El tren, lo escucho, pasa cerda de aquí, como a cuadra y media; ese sonido me trae recuerdos, siempre hemos vivido cerca de alguna vía. 
Qué rica noche, fresca, me gusta mucho la noche.
Mi mamá se levantó al baño y me ha descubierto escribiendo con la luz de la vela; a dormir que mañana hay escuela. 
Ya son las cuatro y veinte de la mañana, es hora de dormir, tal vez mañana te cuente algo más. Espero encontrarte en el mensajero o escuchar tu voz por teléfono. 
Hasta mañana, o más tarde, debo decir. 
Buenas noches, descansa. 

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